Barquito

A cada oportunidad, le corresponde su solución mágica.

Te desconcentras, con la desafortunada e inlavable mancha del jugo de una granada rosa y te das cuenta.

De qué te sirven los cristales oscuros cuando el sol tiene ganas de acostarse?

Y está bueno ya de preocuparse de las huellas, de las influencias, de las teclas, de las historias que intentas escribir; de tus rigores, de esas horas que te acorralan de vez en cuando.

No atesores la granada, no te defiendas. Piérdete equilibrando un fin con un inicio, desafiando el destino previsto, apropiándote de la fluidez que respetas en un DJ, hábil para fundir desenfrenos una canción tras otra, en un método similar al de tus transiciones.

Acuérdate de dónde vienen los beats que te permiten sincronía con las ideas que no te abandonan y aborda tu barquito de papel, antes que se te escape con tus buenos deseos escritos a mano.